Desde hace milenios, el Hombre ha mirado hacia el cielo. Gracias al sol, a las estrellas y a la luna, varias generaciones han logrado llevar a cabo la aventura increíble que constituye la lectura del paso del tiempo. El emblemático astro nocturno es el único que puede indicar el paso de los meses y es por tanto admirado por los relojeros del mundo entero. La indicación de las fases lunares es una gran complicación que celebra en la muñeca una historia milenaria que se produce en todos los continentes. En 2017, Jaquet Droz la incorpora en uno de sus modelos legendarios, el Grande Seconde, permaneciendo fiel a la silueta de este guardatiempo dotado de dos esferas entrecruzadas que forman un ocho, símbolo de la culminación y la plenitud, y número fetiche de la Marca de las dos estrellas.
El desafío era considerable, si se tiene en cuenta la sofisticación de dicha complicación, así como su impacto en el mecanismo existente. Jaquet Droz optó por una indicación de las fases lunares de tipo astronómica, que solo necesita una corrección cada 122 años y 46 días. Si bien esta diferencia es prácticamente imperceptible en una generación, demuestra claramente la meticulosidad y la rigurosidad características del desarrollo del movimiento. Gracias a una relación de engranajes meticulosamente estudiada, el "mecanismo 135", especialmente desarrollado, ofrece un nivel de precisión superior al de un modelo tradicional de 59 dientes, el cual acumula un error de un día cada 2 años, 7 meses y 20 días aproximadamente.
Los acabados de las diferentes versiones reflejan el mismo nivel de excelencia. Reconocido por los savoir-faire excepcionales de sus artesanos especialistas en esferas, Jaquet Droz ofrece una trilogía que incluye esmalte Grand Feu marfil, una de las especialidades de la Casa, el resplandor de la opalina plateada y el negro profundo del ónice. En el centro de la esfera inferior, que indica la fecha y es sobrevolada por un majestuoso segundero, se encuentra el disco de la luna azulado para los dos primeros modelos y en ónice para la tercera versión. Minúsculas estrellas de oro resplandecen sobre el fondo azul oscuro y negro de estos espectáculos nocturnos. Cada día, el disco de la luna realiza una pequeña rotación en sentido horario, reproduciendo fielmente el ciclo del astro nocturno. Este reloj ofrece una legibilidad perfecta gracias a una esfera de doble nivel diseñada especialmente que permite captar plenamente, y a simple vista, la dimensión casi mística del calendario lunar. Para realizar el ajuste y la corrección de las fases lunares, solo es necesario presionar el corrector situado a las 8 con la herramienta de corrección que se entrega con el guardatiempo.
Además de ser un verdadero prodigio mecánico, el Grande Seconde Moon también es un tesoro estético. Llama la atención a primera vista con su estilo depurado y las líneas clásicas tan importantes para Jaquet Droz; la versión en esmalte marfil luce una aureola aplicada en oro rojo satinado circular que refleja el brillo de la caja, que en los tres modelos tiene un diámetro de 43 mm. El Grande Seconde Moon de Jaquet Droz, mágico y poético, es algo más que un reloj recubierto por los lujosos efectos de la luminosidad del ónice, el oro y la opalina plateada. Es una invitación a la contemplación y a la interrogación ante el misterio del paso del tiempo que el ser humano ha logrado dominar levantando la mirada hacia el cielo. Porque desde tiempos inmemoriales, las profundidades de la noche son las mismas que dan sentido a la vida.
“Some watches tell time, some tell a story”