Imperial Dragon Automaton Sapphire – Opal
El viajero del tiempo
Pieza única diseñada para un coleccionista privado, el Imperial Dragon Automaton Sapphire – Opal es quizás la creación de Jaquet Droz que más siglos y culturas trasciende. El símbolo milenario del dragón se combina con las últimas tecnologías relojeras y evoca los autómatas del siglo XVIII, que se asocian a un diseño profundamente disruptivo, incluso transgresor. El equilibrio que se alcanza es tan preciso como sorprendente, impulsado por la visión precisa de un coleccionista que ha trabajado codo con codo con Jaquet Droz, quien, para la ocasión, ha llevado a cabo varias «primicias».
Ya no hay mucho que demostrar tras casi 300 años de trayectoria. Jaquet Droz ha recorrido todos los siglos de la relojería, todas las complicaciones, y sus modelos se han exportado a todos los continentes. Es de tal riqueza, un auténtico tesoro de la memoria, que el Atelier se inspira en el hoy para concebir la relojería del mañana.
El modelo Imperial Dragon Automaton Sapphire – Opal es la obra más llamativa. La pieza contiene suficientes códigos conocidos como para inspirar confianza. Pero aún más audacia para ganarse el respeto.
En la esfera aparece el dragón, símbolo de un continente asiático que Pierre Jaquet-Droz visitó ya en la década de 1780. Pero también es el animal fetiche de John Howe, creador del universo gráfico de El Señor de los Anillos y amigo de la casa desde hace mucho tiempo. El reptil sagrado adopta en este modelo la forma de un aplique enroscado y se sitúa en la parte inferior de la caja de 45 mm. Gracias al saber hacer de Jaquet Droz en materia de autómatas, parece estar vivo de verdad. Con un total de 16 animaciones, es probablemente el reloj autómata moderno más complejo jamás concebido. La secuencia que le da vida es aleatoria, con el fin de preservar toda su magia y misterio. La espalda del animal se arquea, los ojos y la mandíbula se abren y se cierran, la lengua se mueve, la cresta sube y baja y las garras sujetan una perla giratoria, en este caso una perla de Akoya, cultivada exclusivamente en Japón siguiendo unos procesos específicos que le confieren un brillo distinto al de las perlas de nácar tradicionales. Su uso es toda una novedad para Jaquet Droz.
Pero, más allá de eso, el modelo Imperial Dragon Automaton Sapphire – Opal se caracteriza por su carácter mineral. La esfera principal es de ópalo. El origen del término ópalo proviene de la palabra sánscrita upala, que significa «piedra preciosa». Pero, sobre todo, es una piedra viva. Su iridiscencia le confiere un aspecto siempre cambiante, esquivo, en continuo movimiento, como el dragón bajo el que se despliega. El coleccionista, muy implicado en la creación de esta pieza única, habría exigido de forma específica que se utilizase un ópalo con predominancia del azul oscuro.
El mineral también está presente en la esfera horaria, que está realizada con un disco de ónice. La piedra ofrece un tono negro perfecto e intenso. Un fondo refinado para dos agujas en oro blanco, que ofrecen un contraste ideal y permiten leer las horas y los minutos de forma óptima.
El mineral también está presente en la caja de zafiro del Imperial Dragon Automaton Sapphire – Opal, fabricada mediante crecimiento de cristales. Presenta una transparencia total en contraposición a los tonos azules luminosos del ópalo y al negro absoluto del ónice. Probablemente sea la única caja de la alta relojería que prescinde de tornillos e insertos, gracias a un sistema de encaje exclusivo que garantiza una cohesión perfecta, sin tener que utilizar elementos externos. Además, es una caja 100 % «Swiss Made». Una proeza que garantiza una pureza integral y baña de luz todo el reloj.
Bajo esta luz la pieza revela su virtuosismo artesanal. Cada uno de sus elementos cobra vida gracias al trabajo manual. Cada componente del dragón está esculpido y cincelado a mano a partir de un bloque macizo de oro blanco, una novedad en este modelo. Las dos esferas están talladas a mano. Cada una de las 611 piezas del movimiento está ensamblada y decorada a mano. El Imperial Dragon Automaton Sapphire – Opal solo presenta dos excepciones: el escape de silicio, resultado de un proceso de ingeniería en sala blanca (también dominada a nivel interno), y tres firmas. La primera es la de John Howe, en la masa oscilante. La segunda, que es toda una primicia, reproduce la auténtica firma manuscrita de Pierre Jaquet-Droz. La tercera lleva la inscripción «Pièce Unique» (pieza única).
Las dos últimas, la firma de «Pierre Jaquet-Droz» y la inscripción «Pièce Unique», están realizadas con láser y, por primera vez en la historia del taller, directamente sobre la carrura de zafiro, una tarea muy delicada que permite preservar las proporciones de la escritura manuscrita sobre una superficie abombada y pulida a mano. La firma del maestro relojero está grabada en el lado de las 9 h. La inscripción de «Pièce Unique», en el lado opuesto, junto a la corona, a las 3 h.
Nunca una pieza única había reunido tanto capital cultural, técnico y artístico, desde el ópalo y el oro, fruto de millones de años de tectónica, hasta el antiguo símbolo del dragón, pasando por los autómatas del Siglo de las Luces y las tecnologías de silicio, zafiro y cerámica de plasma de la hebilla desplegable. Solo existe este ejemplar único.
