De regreso a La Chaux-de-Fonds en 1759, Pierre Jaquet Droz pudo dedicarse de lleno a la fabricación de sus relojes, péndulos y famosos autómatas, gracias al fruto de la venta en España. Entonces, comenzó a trabajar con su hijo, Henry-Louis, y con el hombre al que consideraba su hijo adoptivo, Jean-Frédéric Leschot, hijo de un vecino al que acogió en su casa tras el fallecimiento de su madre. De este modo, comenzaba una estrecha y fructuosa colaboración.
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A partir de 1773, la Casa Jaquet Droz et Leschot comercializó autómatas cada vez más perfeccionados y sofisticados, y alcanzó la apoteosis con los tres autómatas androides: The Writer, The Draughtsman y The Musician, que presentó en La Chaux-de-Fonds en 1774. Las tres obras maestras, que atraían a apasionados del mundo entero, fueron los verdaderos cimientos del renombre de Pierre Jaquet Droz y del éxito de su empresa. Como consecuencia del éxito, los Jaquet Droz empezaron a exhibir sus creaciones; los autómatas salieron de La Chaux-de-Fonds hacia Ginebra, luego hacia París en 1775, en donde fueron presentados ante el Rey Luis XVI y la Reina María Antonieta, y luego hacia las principales cortes europeas, pasando por Londres, Holanda, Flandes en 1780 y el Norte de Francia en 1781. Volvieron a París en 1782 y 1783, y a Lyón en 1784. También los llevaron a la corte rusa en Kazán, a Madrid, etc.Background color
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