Al integrar una espiral de silicio en el escape de su movimiento y modernizar su estética, Jaquet Droz escribe un nuevo capítulo en la historia del Grande Seconde.
Lanzado en 2011 e inspirado en uno de los modelos legendarios de la marca, el Grande Seconde Quantième desvela este año un rostro y un movimiento que refrescan los códigos de Jaquet Droz y reafirman su excelencia relojera.
Por primera vez, el movimiento experimenta una evolución importante, con la integración de la espiral de silicio y el áncora con cuernos invertidos. Absolutamente ligero, el silicio es un material que muy pocas casas relojeras dominan. Insensible a los choques, a las diferencias de temperatura y de presión, el silicio posee propiedades antimagnéticas y ofrece una perfecta estabilidad a lo largo del tiempo.
Como en todos sus movimientos, Jaquet Droz juega con la fineza de los acabados: platinas perladas por ambos lados, ruedas achaflanadas, modeladas y perladas, piezas de acero con ángulos suavizados, líneas rectas, ángulos pulidos a mano desvelan una marca estética exclusiva, visible a través del fondo transparente del reloj. Con motivo de este nuevo lanzamiento, el movimiento del Grande Seconde Quantième Ivory Enamel se embellece igualmente con una decoración Côtes de Genève en abanico que refuerza la identidad de la marca.
Asociando a esta nueva modernidad la realización más sofisticada, los puentes agrandados y los acabados que combinan gris y negro ofrecen hoy en día un espíritu más contemporáneo de este nuevo modelo, integrando perfectamente la esencia estética de la Casa.
Paralelamente a estos cambios significativos, la esfera del Grande Seconde Quantième Ivory Enamel presentado en dos versiones, oro rojo y oro blanco de 39 y 43 mm de diámetro, también experimenta una evolución estética. Sometido a un tratamiento conforme a la técnica histórica del esmalte Grand Feu propio de Jaquet Droz, el reloj luce ahora un doble esmaltado. La profundidad de lectura reducida acentúa el hermoso equilibrio de los dos contadores que dibujan el "ocho", número fetiche de la marca.
Confiriendo al cambio una dimensión técnica y estética, Jaquet Droz expresa nuevamente toda su filosofía relojera, privilegiando la evolución sobre la revolución y conservando intactos sus valores de exigencia y excelencia, mecánicos y ornamentales.
Estas nuevas composiciones se rigen por el signo del animal del nuevo calendario zodiacal chino: el buey.
El nuevo SW concentra el savoir-faire relojero de Jaquet Droz en un reloj potente y versátil, toda una combinación de materiales modernos y estilo distinguido.
Intensa y misteriosa, la pieza renueva la estética de su Grande Seconde sobrevolando sobre una fase lunar astronómica.
Su elegancia es una promesa de eternidad. Nunca antes en la historia de la relojería la audacia del diseño había sido ilustrada con semejante nobleza, conservando el carácter puro que todos los modelos Grande Seconde han confirmado sin cesar desde hace más de doscientos años.
En una misma esfera, el contador de horas y minutos, descentrado a las 12, se asocia con el contador de segundos, situado a las 6, siguiendo el estilo de la poesía vanguardista, cuya estética encarna la identidad misma de Jaquet Droz. Dibujado por los dos contadores de la esfera, este símbolo también determina la rareza de las series limitadas y producciones más exclusivas. Emblema del infinito y la eternidad, el número 8 es una referencia fundamental, mágica y numerológica de la manufactura.